1 abril 2024

¿Te ves sin recursos para afrontar la nueva etapa?

Miguel Vallés Botella
Miguel Vallés Botella

Comienzas los cambios familiares con mucha ilusión. Se suele tratar de un acogimiento, una adopción o un nacimiento.

Lo has buscado y te has preparado. Quizás ha sido necesaria la adaptación de la casa, pintando las paredes, adquiriendo nuevos muebles. Seguro que has comprado o te han regalado ropa y los primeros juguetes. Y habrás leído varios libros sobre el tema, navegado por Internet y consultado a casos similares

Si es adopción o acogimiento, has tenido que formarte y pasar un proceso de idoneidad.

Llega el gran momento. La vida ya es distinta. Y os vais acostumbrado como podéis.

Hasta el momento está casi todo explicado en los libros que has leído y formaciones a las que has asistido.

Pero un día algo no esperado, se desmonta el esquema tan controlado con pinzas.

Tras un tiempo de luna de miel con el niño y la niña que habéis acogido, surge la realidad del día a día. Cuando comienzan a estar seguros en su nueva casa, aparecen conductas que van minando la convivencia. Lo habían comentado en los cursos, pero tú pensabas que a vosotros ya no os ocurriría. Creías en una luna de miel perpetua.

Tu pareja ya no puede más. Le superan los comportamientos de las personitas que se han incorporado al hogar. Han pasado tres meses y los problemas siguen igual.

Te encuentras que debes abarcar todo. El trabajo es fundamental para poder pagar los gastos. La familia tiene que salir adelante, los asuntos médicos, los temas escolares. La casa hay que mantenerla en el día a día.

Y sientes que no encuentras fuerzas para abarcar todo.

Tu madre y tu padre viven en otra ciudad. No vas a contar con ellos.

Llega un punto que se trata de sobrevivir en el día a día. Y te das cuenta de que esto le debe ocurrir a más gente. Recuerdas la asociación que gestionó el acogimiento. Suele haber seguimiento periódico. Pero ahora necesitas más apoyo. Gracias a la asociación contactas con otras familias. No te han dado recetas mágicas, pero puedes hablarlo.

Además, has encontrado algún recurso más práctico como el respiro familiar que te permite desconectar durante unas pocas horas a la semana. Sigues buscando apoyos.

Y eres consciente de que tienes muchas fortalezas que en distintos momentos de tu vida han sabido abordar otros cambios difíciles.

Pero la situación en casa sigue siendo una bomba de relojería que explota de las formas más insospechadas.

No puedes llegar a todo, así que te propones centrarte en algún aspecto, aunque el resto quede retrasado. Y lo prioritario es la convivencia en casa. ¿Qué necesitas para convivir mejor? Vas generando posibilidades con tu pareja. Y las probáis. Si no funciona una opción, te planteas qué puedes hacer diferente para conseguir un resultado mejor.

En ocasiones se trata de implantar hábitos y añadir refuerzos que te permiten que los cambios que vas llevando a cabo se sostenga en el tiempo.

Mides los avances. Analizas la frecuencia de repetición de las conductas disruptivas que tanto te han asustado.

A veces surge el miedo al fracaso. Que el acogimiento se vaya al traste. Pero te centras en la ilusión con la que lo comenzaste. Y sabes que vas a trabajar con todas tus fuerzas para salir adelante.

Buscas espacios de relajación, aunque sea un par de minutos. Así tienes cierta tranquilidad. Estos momentos disparan en ti un sentimiento de gratitud. No sabes bien a dónde vais, pero estáis trabajando en mejorar. Hay un gran esfuerzo. Y aunque tras unos pasos adelante suele venir alguno hacia atrás, el balance es positivo.

Se suceden los meses y aunque todavía surgen momentos de tensión, sabes que vais avanzando.

Como has ido registrando los sucesos, puedes comprobar ahora el progreso.

Incluso por las noches te permites disfrutar de esas infusiones que tanto te gustan mientras veis un capítulo de una de vuestras series favoritas. Todavía es pronto para ver toda una película seguida, pero sabes que algún día podrás.

Si estas palabras te resuenan y necesitas apoyo, te animo a que contactes conmigo. Analizaremos juntos cuál es tu situación y te acompañaré para crear estrategias que te ayuden a abordar mejor los cambios a los que te enfrentas.

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